Eso mismo le pasó al perro que muestra la imagen. Durante varios minutos quedó petrificado observando los dientes de sierra del acantilado. Ni las olas que inundaban su cuerpo, ni las llamadas de su dueño consiguieron sacarle del ensimismamiento. Ninguno de los presentes logramos descubrir qué era lo que miraba con tanta atención. Quizá solo lo veía él. O puede que quedara embriagado por algún aroma desconocido y efímero que la brisa mezcló con el salitre, la arena húmeda y las violetas silvestres aferradas al acantilado. Vaya usted a saber
Guía trotamundos para extraterrestres con mochila. Fotografía insólita. Escenas callejeras. Rock balance. El jardín ingrávido.
Paisaje humano, Paisaje urbano, Curiosidades
lunes, 27 de abril de 2015
Perro con síndrome de Stendhal en la playa Salvaje de Sopelana
Eso mismo le pasó al perro que muestra la imagen. Durante varios minutos quedó petrificado observando los dientes de sierra del acantilado. Ni las olas que inundaban su cuerpo, ni las llamadas de su dueño consiguieron sacarle del ensimismamiento. Ninguno de los presentes logramos descubrir qué era lo que miraba con tanta atención. Quizá solo lo veía él. O puede que quedara embriagado por algún aroma desconocido y efímero que la brisa mezcló con el salitre, la arena húmeda y las violetas silvestres aferradas al acantilado. Vaya usted a saber
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión.