Paisaje humano, Paisaje urbano, Curiosidades
El tiempo entre puntada y puntada
La novela de María Dueñas "El tiempo entre costuras" ha despertado en las modistillas vocacionales que no han podido dedicarse al oficio el afán por practicarlo durante unas horas. En un mundo dominado por las grandes marcas de ropa clónica, ellas se reúnen en pequeños talleres, verdaderos templos del hilo y el dedal, para confeccionar sus propios vestidos. De esta forma disfrutan del placer de hacer algo con sus manos en un lugar que parece anclado en el pasado y donde todavía hay tiempo para charlar sosegadamente, coser y descoser la sisa y probarse la prenda con el sosiego suficiente para apreciar su valor. Una forma muy loable de preservar toda la sabiduría que hay encerrada en el corte y confección.
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