(Homenaje a Edward Hopper)
Algunos cliente trasnochadores del Boulevard los han percibido en la penumbra de los rincones. No saben que están muertos y siguen fieles al café del local. Antes de cerrar, los camareros más veteranos dejan unas jarritas de leche caliente junto a los bollos de Viena. Las noches son largas y el servicio nocturno deja bastante que desear. Al regresar por la mañana, suelen encontrar algunas monedas en el platillo de las propinas.
Esta entrada es fabulosa, veo que compartimos varios gustos: Hopper, la ciencia ficción y los bares.
ResponderEliminarEstoy en un taller literario de ciencia ficción y les recomendé al resto de la gente del taller que entren al blog porque muchas fotos son muy inspiradoras para cuentos de CF.
Excelente!!!!!!!!!!!!!!!!
Un abrazo desde Argentina.
Guillermo Echeverría
Gracias, Guille. Otro abrazo para ti. Que Asimov, Lem y Clarke te sean propicios.
ResponderEliminar