Este
gorrión suele colarse en el bar y visitar mi mesa muchos días. Espera
paciente y sin ningún miedo a que le eche unas migas. Luego se pasea un
poco por el entorno y aprovecha cuando alguien sale y se abre la puerta
de cristal para salir volando. Agradezco su compañía porque no me gusta
comer sólo.
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