Los día de lluvia, una persistente gotera forma un pequeño charco junto a las escaleras de acceso a la estación de autobuses de Basurto. La persona encargada de la limpieza, en lugar de echar serrín de cualquier manera, lo agrupa en forma de pez y deja que la filtración esculpa un ojo redondo y acuoso. Este pequeño milagro ocurre en contadas ocasiones. Un día de chaparrón intenso, el hall se llenó de conchas, salamandras, tortugas y otros animales que se acoplaban a la forma de los charcos. Los viajeros, asombrados, sorteaban las figuras para no dañarlas. Ojalá que la crisis no se haya llevado por delante a esta artista con escoba y podamos disfrutar de su exposición de otoño. Que llueva, que llueva...
Actualización: nuevos datos sobre los peces de serrín
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