Construí este puente en la playa Gorrondatxe (Azkorri). Elegí piedras blancas porque me gustó el contraste con las pequeñas algas que cubrían la arena solidificada. Cuando lo terminé, estuve un rato observándolo y saqué la conclusión de que era imposible que se sostuviera en pie. Imagino que la pleamar resolvió el enigma.







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