Los tilos de Bilbao están en flor y su aroma impregna calles y avenidas. La sombra de este árbol es profunda y fresca, como de espesura. Una sombra casi material que amortigua el ruido y oculta los edificios que nos rodean. Basta con cerrar los ojos para sumergirse en ella e imaginarse lejos, caminando descalzo por ese bosque que crece en nuestro interior y que apenas visitamos...

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